El Racing es líder con razón. Mejor dicho, con razones. Los números del equipo santanderino echan por tierra las etiquetas de conservador y reservón con las que se ha acusado al equipo y al entrenador durante algunas fases del inicio de la temporada. De los cuatro conjuntos que lideran los grupos en Segunda División B, el que dirige Paco Fernández es el que más goles anota (22) tras las doce primera jornadas y sólo hay un equipo de los 80 de la categoría que sea más realizador: el Barakaldo, con 23. La otra cara de este espejo es el número de goles que encaja (14), más de uno por partido. Demasiados. Un 'cocktail' propio de los equipos que plantean los partidos con un claro objetivo: ganar.
Con el pichichi de la categoría -Koné (8)-, con once goles marcados fuera de casa y con una sola jornada sin anotar hasta el momento, el Racing conoce a la perfección el ritmo al que hay que circular para quedar campeón, el reto es mantenerlo y asumir los riesgos que eso conlleva.
A pesar de lo concluyente de los datos, la trayectoria del equipo cántabro en las doce jornadas disputadas, alterna grandes virtudes que le colocan como el mejor de la categoría con una serie de defectos que deberá corregir cuanto antes. Su repertorio hasta la fecha sigue la teoría de la manta: taparse la cabeza o taparse los pies. Una de dos. Pero no debería ser así. El equilibrio es el objetivo. Y Paco trabaja en ello.
La clave fundamental de su privilegiada posición es sin duda el número de derrotas: una (Racing de Ferrol, 3-2). No perder es sinónimo de éxito. Dos de sus compañeros en el club de 'los líderes', At. Baleares y Las Palmas Atlético, al igual que los cántabros, sólo han perdido un partido, mientras que el Albacete cayó en dos ocasiones. Sólo el Barakaldo queda como invicto. Otro de los apartados que sitúan al Racing en lo más alto de la clasificación es su facilidad para hacer gol. Tan sólo no fue capaz de perforar la portería enemiga en su visita al campo de la Cultural Leonesa (0-0).
Su primera victoria se hizo esperar demasiado. Llegó en la cuarta jornada (ante el Zamora, 2-1) y esa demora hizo que planeara en el entorno una apariencia de equipo conservador y timorato. La obligación de ganar en todos los campos por nombre, historia y objetivo atenazó a los futbolistas. «Adaptación», repetían los entendidos. Sin embargo, los números dicen que de reservón, nada de nada. Con 22 goles marcados, ninguno de los tres equipos que comparten el lujo de ser líderes en la categoría se le acercan. Canarios, manchegos y baleares han anotado todos ellos 18. Esa capacidad goleadora destaca aún más cuando el Racing juega fuera de El Sardinero. Pese al respeto que se le tiene cuando acude al estadio de sus rivales, a domicilio ha materializado once 'dianas'. Fue capaz de marcar tres en Guijuelo (3-3), dos en Compostela (0-2), dos más en Ferrol (3-2) y otros tres en Oviedo (2-3), además del gol de Luanco con el que se estrenó en la categoría. Datos de equipo grande. Pero estos números se enfrentan a una endeblez defensiva preocupante. Ese es su talón de Aquiles. La parte negativa de este análisis está en el número de goles recibidos: 14. Excesivamente alto. El Racing tan sólo ha sido capaz de dejar su portería a cero en tres ocasiones en los doce partidos jugados, dos veces fuera -ante la Cultural y el Compostela- y una sola en casa -Caudal de Mieres-. La duda surge al instante tras analizar los datos: ¿Al equipo le marcan muchos goles porque arriesga demasiado en ataque o, por el contrario, se ve obligado a plantear ese fútbol ofensivo porque su eficacia defensiva es pobre? «Debemos crecer defensivamente. La clave para ganar es la intensidad», ha declarado Paco Fernández en varias ocasiones. Con estas palabras el técnico asturiano asume que su equipo tiene calidad y por eso, tarde o temprano los goles llegarán, pero también advierte que o bien el equipo crece en la faceta defensiva o siempre sufrirá para ganar los partidos. Un ejemplo claro fue el encuentro disputado en Ferrol, su única derrota hasta el momento. El equipo gallego se aprovechó de un cúmulo de errores y despropósitos en la zaga cántabra y se colocó en el marcador con un cómodo 3 a 0 a la media hora. Los cántabros apretaron, se recompusieron y anotaron dos tantos, pero indudablemente con tanta ventaja el triunfo fue imposible. Una referencia obligada son los tes equipos que encabezan los otros grupos en la división de bronce. El At. Baleares (9), Albacete (8) y Las Palmas Atlético (7) encajan prácticamente la mitad de goles que los racinguistas. Ganar partidos es mucho más sencillo cuando el rival no obliga.
Los repetidos cambios en defensa, en donde han participado Francis, Barrio, Iñaki, Saúl, Orfila, Juanpe, Oriol, Agustín y Javi Soria, dan fe de que es la línea en la que más dudas surgen y la que más le está costando al técnico cuadrar. Sin embargo, poco a poco, en ataque, el ovetense ha dado con la fórmula, sobre todo por la eficacia arrolladora de Koné. Rubén Durán y Lafuente, que van a más; el recuperado Nieto; y un hasta ahora intermitente Miguélez deben mejorar su aportación cara a gol para no depender en exceso del punta costamarfileño.
21 años después
Ser líder es algo que se le resistía al Racing desde hace 21 años. En la temporada 1992-93, el equipo cántabro, en Segunda División, ocupó esa privilegiada posición en dos ocasiones. En la jornada tres, después de ganar al Badajoz (2-0, Mutiu y Benito), al Compostela (0-1, Setién) y al Sestao (1-0, Chili). Veinte partidos después volvió a auparse a lo más alto después de ganarle al Mallorca (1-0, Mutiu), en El Sardinero. Aquel equipo no terminó campeón, pero ascendió tras superar al Espanyol en la promoción. Ese Racing cimentó su éxito en una contundencia defensiva con hombres como Sañudo, Merino o Zigmantovic y en su eficacia goleadora compartida; Setién (11), Mutiu (11) Chili (6) o Pineda (7).
Su otros lideratos se remontan a la campaña anterior (91-92) en lo que fue su paso efímero por la Segunda B. Aquel año ocupó en 17 ocasiones lo más alto de la tabla y sus números lo llevaron a concluir como campeón. Sumó 54 puntos, 6 más que el Alavés y Osasuna, segundo y tercero, respectivamente. Fue con 67 goles el equipo más anotador y con 32 el que menos recibió. Los datos hablan por sí solos. Ganó 22 partidos, empató 10 y perdió 6, dos de ellos en El Sardinero. Precisamente la fortaleza en su estadio es algo que el equipo de Paco Fernández debe mejorar. El Racing actual ha dejado escapar ya 6 puntos, con tres empates ante Avilés, Sporting B y S.D. Logroñés). No ha perdido aún ante su afición pero en casa ganar debe ser una obligación.
Fuente: El Diario Montañés