Martes, 04 de junio de 2013

El último paso por el purgatorio

Ya suena a batallita y, si no fuera por el presente, a los tiempos difíciles que los mayores siempre cuentan que vivieron. En 2013 se cumplen 23 años de aquella tarde imposible. Porque nadie pensaba que el equipo acabaría tocando el fondo. Ni en el comienzo de la temporada ni en el medio ni en un tramo final de descalabro absoluto. Ni siquiera el último día, ante el Betis. Se arreglaría. Seguro. Pero aquella plantilla con Zinho, Pedrazzi y Wanderley consiguió que el racinguismo se frotara los ojos. Primero, de asombro. Luego, de pena. Hace 23 años del ya penúltimo descenso a la Segunda B, al purgatorio. Al menos, aquello sólo duró un año.

El Deportivo Aragón, el Mollerusa, el Basconia, el Durango... El Sardinero aún olía a nuevo y en la grada sonaba el eco cada quince días. Los resultados fueron animando a algunos a volver, pero los ‘resistentes’ recuerdan tardes de frío y lluvia con 2.000 en la grada. No fue fácil. Es una buena advertencia para los que ahora sueñan con un retorno rápido que el Racing de la 90-91 contaba en su plantilla con Ceballos, Gelucho, Juan Carlos, Sánchez Lorenzo, Geli, De Diego, Pedraza o Benito, entre otros. Hasta se reforzó con un internacional como Marcos Alonso para el tramo decisivo. O sea, un equipazo si uno echa la vista al nivel de una categoría maldita para los que vienen de arriba recordando pasados de altura. Y, con ese equipo, costó un mundo abandonar el fango. No tanto en la fase regular, aunque ese ir y venir por campos modestos no tuvo nada de paseo triunfal. El Racing fue campeón de su grupo con sólo dos puntos de ventaja sobre el Alavés. Sí, le metió cuatro al Huesca (que ahora le acompañará en su retorno), cinco al Teruel y hasta seis al Izarra. Pero el líder dobló la rodilla ante el Binéfar, el Lemona o el Santurtzi, entre otros.

Hubo hasta dos ‘derbis’. En el antiguo Malecón sacaron esa histórica pancarta de ‘La ciudad de Torrelavega saluda al pueblo de Santander’. El ‘negro’ Ballina (que acabó fichando por el Racing) adelantó a la Gimnástica en un partido que acabó, finalmente, con empate a uno. Histórica tarde en la capital del Besaya. En Santander, los verdiblancos habían ganado por tres a uno.

En total, 22 victorias, 10 empates y 6 derrotas en el resumen de la fase regular de la temporada. A favor, 67 goles. En contra, 32. Eso hubiera sobrado para subir otros años, pero al Racing le gustó siempre lo de ser pionero y esa temporada se inauguró el sistema de promoción entre los mejores para decidir los ascensos. Un primero, un segundo, un tercero y un cuarto de los diferentes grupos. Del II salieron Racing, Alavés, Osasuna Promesas y San Sebastián. Sólo los cántabros acabaron subiendo.

La liguilla

Córdoba, Cartagena y Getafe. Los rivales para una liguilla de esas que siempre tienen la coletilla ‘de infarto’. En la retina de muchos racinguistas, las fotos de los jugadores saliendo a la carrera del campo del Córdoba en medio de una lluvia de piedras. O ese ‘Efesé’ que gritaban los seguidores del Cartagena en la Tribuna Norte de los Campos de Sport. «Por lo de Fútbol Club, pero con nuestro acento», respondían a los cántabros que les preguntaron por el cántico.

El caso es que el 23 de junio de 1991 tres equipos parten con opciones de éxito. Racing y Getafe, que se enfrentan en Las Margaritas, y Cartagena, que visita a un Córdoba ya sin aspiraciones. A una carta. A favor de los cántabros, que sólo ellos dependen de sí mismos. Todos los demás tienen que ganar y esperar. El Getafe al Racing y confiar en la profesionalidad del Córdoba. El Cartagena al Córdoba y esperar que los verdiblancos caigan.

El panorama se aclara con un cero a tres a los 24 minutos en la ciudad de la Mezquita. Todas las miradas están puestas en esa ‘localidad barrio’ de Madrid. Y hay tantas miradas que se ve de todo. El gol de Pedraza nada más empezar, la remontada de los locales, el nuevo empate de Javi (de penalti) y el ‘pim-pam-pum’ en el que se enzarzan los dos equipos hasta el noventa (marca De Diego y empata otra vez Rivera). Se ve eso y más de uno dice ver un maletín, un vete y ven por los vestuarios y hasta una carrera del presidente del Getafe desde el palco hasta su banquillo tirándose de los pelos por no entender nada. Hasta José María García abrió su programa de aquella noche amenazando con contar «el escándalo de Getafe». Pero, 23 años después, Pombo sigue diciendo que el gol que marcó en propia puerta, de cabeza y a la salida de un córner en el minuto 94 fue «sin querer». Y, pese a ver tantas cosas aquella tarde, nadie denunció nada.

Así acabó el año en Segunda B. Sólo uno y único. Único hasta ahora, por desgracia. Por cierto, el Mirandés estaba en el grupo del Racing. Ellos bajaron a Tercera.

Fuente: El Diario Montañés

 


Publicado por Castro2 @ 18:11 | 0 Comentarios | Enviar

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