Un pequeño grupo de aficionados racinguistas transformó la decepción tras el empate contra el Guadalajara en una inexplicable ira que terminó en lanzamiento de botellas, latas de cerveza y piedras y posteriores persecuciones y cargas policiales en los alrededores del estadio. Mientras los jugadores aún se encontraban en la ducha, algunos seguidores apostados junto a las vallas que protegen la entrada a los vestuarios y zonas nobles del Sardinero comenzaron a insultar y amenazar al presidente del Racing, Ángel Lavín, y a exigirle que diera la cara ante ellos.
Se mascaba la tensión, que estalló cuando una botella de cerveza y una piedra volaron hacia el autobús del Guadalajara e impactaron en su luna delantera, que no sufrió daños importantes. La Policía Nacional intermedió para poner fin a los incidentes, comenzaron las carreras y las cargas policiales, y arreció la lluvia de objetos, latas, palos... Una batalla campal en toda regla y en varias oleadas que hizo vivir momentos de miedo al resto de seguidores que esperaban pacíficamente la salida de los jugadores en busca de fotos y autógrafos. La refriega terminó con un aficionado detenido, varios contusionados y un fotógrafo de prensa herido tras recibir un puñetazo.
Fuente: El Diario Montañés