El Sardinero mirará de reojo al árbitro. Además de preocuparse por lo que haga su equipo, la afición seguirá de cerca la actuación arbitral harta como está de todos los errores que se han cometido en las últimas jornadas y que han influido de manera determinante en la situación actual en la clasificación. Penaltis inexistentes, goles legales anulados y tarjetas injustas han sido algunas de las losas que el equipo santanderino ha sufrido el pasado mes.
El entorno racinguista siente cierto recelo sobre la imparcialidad en el trabajo de los 'hombres de negro' ante las alarmantes actuaciones sufridas. Es innumerable la lista de errores. Todo empezó ante el Girona, el pasado 14 de abril. Dos penaltis no señalados a favor del Racing, unido a varias tarjetas mostradas de manera un tanto injusta, pusieron el grito en el cielo. Una de ellas fue la vista por Quini, por presuntamente simular un penalti. Las declaraciones del delantero contra los árbitros fueron duras. «Están jugando con el equipo y con la ciudad». A los dos días, el Comité de Competición le retiró la cartulina desdiciendo la labor del árbitro en cuestión.
Quince días después, Jairo veía como le anulaban un gol legal ante el Barcelona B, por un presunto fuera de juego. El gol hubiese aumentado las posibilidades de victoria ante los catalanes, que a los pocos minutos empataron el partido y lo terminaron ganando. Los jugadores no soportaron la presión y comenzaron a desquiciarse. Algo que también ocurrió en el último partido disputado, una semana más tarde, en Almería. Allí, un penalti de los que nadie señala, fue suficiente para que Valdés Aller sentenciara a los cántabros. Mostró tarjetas y sacó de las casillas a unos jugadores que, con el corazón a mil, no necesitan mucho para perder la concentración que se necesita para superar una delicada situación como la actual. El ejemplo perfecto fue la acción de Jairo que le supuso la expulsión. No dejó de ser una chiquillada indigna de un futbolista profesional, pero llegó motivada por la acumulación de errores del colegiado que terminó por desquiciarle.
Suspicacias
Los errores no se limitan al último mes. Aún se recuerdan tardes en El Sardinero como la del pasado 25 de enero en la que los jugadores del Racing vieron once cartulinas -una roja directa, dos expulsados por doble amarilla- con un Sureda Cuenca desbocado. «Al Racing le faltan al respeto», declaró Aurelio Gay, el entrenador por aquel entonces.
Las situación extradeportiva del club levanta suspicacias. Todo unido a los acontecimientos protagonizados por los miembros de la directiva añaden más dudas. El revuelo que se vivió en el palco de El Sardinero durante el partido jugado ante el Girona pudo trascender. Varias personas relacionadas con el Consejo de Administración increparon al delegado informador de los árbitros que allí se encontraba elaborando un informe . Por otro lado, la puerta del vestuario del colegiado sufrió golpes al término del encuentro. El enfado mostrado pudo llegar a las altas instancias.
Fuente: El Diario Montañés