Que el Racing es un perro flaco es evidente hace tiempo. Parece lejos en el tiempo, aunque con todas las cosas que le han pasado a este club en tan corto período, han convertido tres años en una travesía interminable por el desierto. Sufrir y sufrir. Se acerca un final. No el de los dolores, que de alargarse en el tiempo con el descenso se perpetuarán bastante más. El final de la Liga, de las opciones de salvación y de la paciencia con los arbitrajes. En Almería el conjunto cántabro se acercó un poco más al abismo, con unas pulgas que terminarán por comerse al famélico can.
El Almería comenzó dominando a un Racing al que la posesión no le duraba más de tres pases. Demasiado fútbol directo para un equipo sin referencia en ataque y con un Koné muy desacertado. Aún así, los andaluces apenas creaban peligro a la meta defendida por Dani Sotres.
Jairo perdonó a los locales en una jugada en la que, tras conducir a la espalda de la defensa y quedarse solo ante Esteban, mandó la pelota al cuerpo del guardameta. Tiró al muñeco. Sin embargo, el de Cabezón no perdonó a la siguiente. Aprovechó un error del cántabro Christian Fernández, le ganó la partida, le hizo un traje y con la izquierda fusiló al portero rojiblanco. Así sí.
Al partido lo abdució el desorden. Un escenario muy favorable para un Racing ávido de contras. Pero el colegiado volvió a ser protagonista en un encuentro del conjunto cántabro, y no para bien, precisamente. Cuando la pelota discurría por la banda derecha del Almería, el árbitro se encontraba mirando al interior del área, donde Crespí y Charles forcejeaban. Mutuo. No lo dudó. Penalti en contra de los visitantes, que acumulan errores y quejas cuando el camino está más empinado. Fue el propio ariete rojiblanco el encargado de lanzar y no falló. Empate, tres tarjetas amarillas entre la pena máxima y las protestas y un mosqueo morrocotudo para marcharse al vestuario en el descanso.
Tocaba volver a remar hacia delante. Pero el Racing hace tiempo que tiene un circo de carpa verdiblanca y ya le han crecido los enanos. Fuera y dentro del campo. Más allá de la línea de cal calentaba el serbio Kaludjerovic, cuando de repente se le pudo ver tirado en el suelo, doliéndose. El delantero se lesionó mientras calentaba tras chocar con el asistente. De guión macabro. Y es que estas cosas sólo le pasan al rey del mal fario.
Para echarle más leña al fuego, Jairo se autoexpulsó cuando todavía quedaba un mundo. El colegiado señaló una falta en contra del Racing, y el de Cabezón pegó un patadón a la pelota, sin sentido, cuando el juego ya estaba detenido. Dejó al equipo con diez.
A pesar de todo, el Almería no se hizo dueño y señor del juego e, incluso, el Racing aumentó su posesión, aunque sin llegar a crear peligro a Esteban. Pero los huecos provocados por la inferioridad estaban ahí y Charles los encontró. El brasileño volvió a 'apuñalar' al Racing tras aprovechar la tibieza de la defensa racinguista para rematar al fondo de las mallas.
Quedaban minutos más el tiempo de descuento. Pero no fueron más que sufrimiento para los racinguistas, sobre todo para los de la grada de los Campos de Sport y los que el año que viene seguirán visitando al enfermo si finalmente se confirma el 'traslado' forzoso a la planta de más abajo. Cinco partidos. Siete puntos.
Almería 2 - 1 Racing
Almería: Esteban; Gunino, Trujillo, Hernán Pellerano, Christian; Verza, Corona (Chumbi, m.77); Aleix Vidal, Iago Falque (Abel Molinero, m.68), Carlos Calvo (Rubén Suárez, m.56), y Charles.
Racing: Dani Sotres; Francis, Martí Crespí, Bocanegra, Tiago Pinto; Jairo, Marcos Gullón, Héctor Yuste, Assulin (Juanmi, m. 64); Ferreiro (Julián Luque, m. 87) y Koné.
Goles: 0-1, m. 28: Jairo. 1-1, m. 36: Charles. 2-1, m. 79: Charles.
Árbitro: Valdés Aller, del colegio castellano-leonés. Amonestó a Verza (m.28) e Ibán Andrés (m.28), ayudante de Javi Gracia, por parte local, y a Koné (m.32), Martí Crespí (m.35), Assulin (m.35), Ferreiro (m.76) y Francis (m. 83), del Rácing. Expulsó al visitante Jairo por doble amonestación (m.35 y m.56).
Incidencias: Partido correspondiente a la trigésimo séptima jornada de la Segunda División, disputado en el Estadio de los Juegos Mediterráneos, con 7.833 espectadores en los graderíos.
Fuente: El Diario Montañés