Manolo Preciado, que ha fallecido a las 05.00 am de este jueves, había tenido una vida marcada por la tragedia con el fallecimiento de sus seres más queridos. Su hijo Raúl falleció a los 15 años en un accidente de moto; su mujer, Puri, falleció por cáncer en 2002, y su padre, hace un año, en un fatídico accidente.
La vida le trató con dureza, tanto que llegó a admitir que podría haber terminado "pegándome un tiro, pero he preferido mirar al cielo y crecer". Manolín, como se le conocía, siempre capeó la vida con una personalidad arrolladora y afable, y fue alguien especialmente querido.
En el año 2002, coincidiendo con su regreso a El Sardinero para encargarse del primer equipo, Preciado se queda viudo, a los 42 años, tras la larga enfermedad de su mujer, Puri.
Al curso siguiente decidió viajar hasta Valencia para dirigir al Levante. Con el conjunto granota consiguió, de nuevo, ascender de categoría, pero su esfuerzo fue en balde, puesto que los dirigentes azulgranas decidieron darle a otro el proyecto en Primera. Unos meses más tarde, mientras ya estaba preparando la siguiente campaña con el Murcia, Preciado recibía otro duro golpe. Su hijo menor, Raúl, de tan solo 15 años, fallecía en un accidente de moto.
La muerte más reciente, hace un año, la de su padre, en abril de 2011. Un coche atropelló al padre cuando ayudaba a arrancar otro.
Preciado llegó a declarar en el entierro de su progenitor que, "la vida me ha golpeado fuerte. Podría haberme hecho vulnerable y acabar pegándome un tiro o podría mirar al cielo y crecer. Prefiero la segunda opción".
Fuente: El Diario Montañés