«Queremos condenar la vergonzosa actitud de algunos integrantes de la plantilla, que han abandonado el barco comportándose cual ratas en naufragio». Así reza uno de los párrafos del comunicado oficial emitido ayer por La Gradona de los Malditos, el sector más animoso de la afición verdiblanca. Los seguidores que suelen situarse en el córner nororiental de los Campos de Sport cargan contra los jugadores del primer equipo apenas unas horas antes del partido ante el Athletic. El primero en el que podrían darse los números suficientes como para que resulte inalcanzable la permanencia en la máxima categoría del fútbol español. Curiosamente, en la temporada del último descenso, la 2000-2001, el Racing se enfrentó y derrotó (3-0) al Athletic de Bilbao en la última jornada de Liga en El Sardinero, un encuentro irrelevante, pero marcado por la presencia de una pancarta en la grada en la que se podía leer la siguiente frase: «Cuando el barco se hunde, las ratas huyen».
Aunque el documento no cita a ningún jugador en concreto, y ni siquiera son los deportistas «los máximos culpables de esta hecatombe», los componentes de La Gradona dejan claro que es su intención «condenar la vergonzosa y poco profesional actitud de algunos integrantes de la plantilla actual», los cuales «han abandonado el barco en cuanto han visto que la situación empeoraba, comportándose cual ratas en naufragio». Dejan claro que «están en total disconformidad» con la actitud ofrecida por algunos jugadores, dentro y fuera del terreno de juego, y solicitan «entrega y dignidad» de cara a los partidos de Liga que restan.
«No pedimos nada más que esto» -reiteran- y, «si se cumple, estaremos al lado del equipo hasta final de temporada. Porque cualquier cosa que le ocurra al Racing se convierte en algo personal cuando los colores te embargan de sentimientos y pasiones inexplicables». Y es que, según el texto, «la afición está más unida que nunca» a pesar de que la temporada «está siendo dolorosa para el racinguismo, que la mala fortuna se ha cebado con nuestro club, y que a la actual situación económica e institucional se ha unido a un sinfín de despropósitos en el plano deportivo. La hinchada está unida, y también organizada. Dentro y fuera del campo, «con la agrupación de los pequeños accionistas en AUPA, y con la formación y desarrollo de La Gradona de los Malditos».
Pocos, pero animosos
Lo cierto es que, a pesar de que la presencia de aficionados en los Campos de Sport ha sido más bien escasa a lo largo de toda la temporada, los pocos adeptos que se citan -semana a semana- en los Campos de Sport no habían apuntado directamente a los jugadores hasta las últimas fechas. Más bien todo lo contrario. El Sardinero empezó a enfadarse con los cambios de Álvaro Cervera ante el Sevilla y se resignó al caer (0-1) en el decisivo partido por la permanencia contra el Granada -de penalti y en el último minuto-, pero para lo que no estaba preparado era para afrontar lo vivido ante el Mallorca, duelo en el que los cántabros tiraron por tierra sus escasas opciones de salvación -exactamente- a los 21 segundos de partido. Un compromiso en el que -inevitablemente- acabó por desbordarse el vaso de la paciencia verdiblanca. La afición la tomó con algunos jugadores al grito de «mercenarios» o «esta camiseta no la merecéis» antes de abandonar el estadio en masa una vez recibido el tercer gol en contra.
Sorprendió que, entre los que ese jueves lluvioso dejaron su localidad antes de tiempo, se encontraran los siempre 'fieles' integrantes de La Gradona de los Malditos, el sector de apoyo creado al principio de la presente campaña «con el objetivo de animar sin descanso cada partido, para alentar al equipo y para que aquellos que -cada domingo- mantienen vivo al racinguismo sobre el terreno de juego se sintieran siempre respaldados, queridos y apoyados de manera incondicional». Pero los seguidores más tenaces no resistieron el 'espectáculo' y, ante los bermellones, abandonaron El Sardinero a la vez que Dani Sotres recogía el tercer balón de la noche del fondo de las mallas.
Después llegaron los reproches a la salida de los jugadores del estadio. Futbolistas como Kennedy, Pape Diop o el lebaniego Álvaro González -acusado de traición por sus coqueteos con el Sevilla- sufrieron en sus carnes la ira de una afición que, eso sí, libró de la quema a los canteranos, ovacionados, como en el caso del guardameta Mario Fernández.
Y ahora, las quejas de la grada se plasman en un comunicado que concluye recordando que «el partido más importante de todos está por llegar y es el que tendrá lugar el 19 -o 20- de mayo, que nadie lo olvide». Un día, el de la Junta de Accionistas, en el que los componentes de La Gradona «estaremos luchando por recuperar la dignidad de nuestro Real Racing Club y, sea cual sea el resultado, podremos decir con la cabeza bien alta que sí lo intentamos y que, como siempre hemos afirmado... ¡Nosotros somos el Racing!».
Fuente: El Diario Montañés