«Confío en que todo esto termine con su dimisión». Quique Setién respondió ayer al comunicado emitido por el Racing en un nuevo episodio de la guerra dialéctica que mantienen club y exjugador. El hoy entrenador del Lugo se mostró sorprendido por la reacción de la entidad respecto a sus declaraciones. Sabía que «iban a dar de sí», dijo sobre sus palabras. «Aunque ciertamente -prosiguió- no pensé que lo hicieran para completar siete folios de recordatorios, algunos muy rebuscados de hace más de treinta años». En este sentido, achacó la nota «a un proceder vengativo impropio de un presidente que maneja una institución con 98 años de historia a la que sólo ha representado, que no es suya, y en la que creo que no ha puesto ni un duro».
«No voy a decir que resulta agradable levantarte por la mañana y leer en todos los diarios que los representantes ocasionales del equipo de tu tierra te ponen a caldo», dice en el arranque del texto. Setién dejó de lado al Racing como institución y a los administradores y centró su respuesta en Francisco Pernía y Roberto Bedoya, con los que dijo no desea mantener «un partido de tenis» de intercambio de comunicados. Sólo dijo, como accionista, que a los dos dirigentes ya no les considera sus «representantes legales». «No era mi intención convertirme en guía o portavoz de nadie. Me limité exclusivamente a expresar verbalmente lo que llevo años diciendo por escrito. Nada nuevo. Quizá lo que ha molestado de verdad es que no me he equivocado mucho en mis predicciones, incluso las hechas en su época más gloriosa», apunta el exfutbolista, que quiere dejar claro que nunca ha «necesitado ni tenido intermediarios ni representantes para decir lo que pienso, ni siquiera para venderme». «Supongo que su intención es la de desprestigiarme», continúa la nota, en la que el técnico asegura que no se arrepiente «de nada».
Casi ya al final del texto, Setién confía en que este clima «termine con su dimisión». «No por los errores puntuales que hayan podido cometer, si no por la contumacia que han demostrado en repetirlos insistentemente año tras año. Sus presupuestos han llevado al club peligrosamente cerca de la desaparición. No han hecho ni caso de lo que sucedía a su alrededor. Por solo unos meses nos ha salvado una Ley que no estaba hecha para lo que ustedes la han utilizado. No veo otra salida que beneficie más a la institución y, sobre todo, al equipo», explica.
Quique, por último, se dirige a los aficionados y les recuerda que el equipo «aún puede salvarse». «No es el momento de quedarse en casa. Si lo hacemos no llegamos al centenario, y eso es lo más importante. Basta que no hagamos nada para que nada cambie. Queda que los administradores y la jueza en última instancia decidan bien sobre el futuro inmediato de la entidad».
Fuente: El Diario Montañés