«Mira a tu alrededor. ¿Tú crees que me han embargado?». Alí Syed respondió de esta manera al último periodista español que pudo entrevistarle en Bahrein. A ese mismo reportero le invitó a viajar a la India para demostrarle que allí le «conoce todo el mundo». Ante las denuncias y los embargos, ironía. Sin embargo, cuesta creer que el propietario del Racing pueda utilizar esa misma fórmula ante un investigador mucho más serio. La Interpol sigue la pista del empresario indio por supuestos delitos de estafa financiera. Es el último titular de la larga lista de escándalos que han rodeado la figura de Syed.
La Interpol (la Organización Internacional de Policía Criminal) inició sus investigaciones a raíz de las denuncias de estafa financiera y presunto incumplimiento de acuerdos en varios negocios que el empresario indio habría realizado en España y Nueva Zelanda a través de su empresa Western Gulf Advisory, según ha publicado el diario indio Deccan Chronicle. Así, un oficial de este organismo visitó recientemente Hyderabad, ciudad natal de Ali Syed, interrogando a personas cercanas al propietario del Racing sobre su familia y sus antecedentes financieros. Asímismo, visitó la casa de Syed en Darulshifa y habló con su hermano. «Vengo del sur de la India, de Hyderabad. Allí crecí. Estudié Derecho en Bangalore y empecé a hacer negocios», contestó Alí en la entrevista concedida a la revista Vanity Fair en el pasado mes de agosto. En esa conversación, el empresario situó nuevamente el origen de la fortuna familiar en la «agricultura y el negocio inmobiliario» y habló, incluso, del volumen de negocio de su empresa en el último año: «WGA tiene, según el ejercicio 2010, 820 millones de dólares».
Más reuniones
Posteriormente, el oficial de la Interpol se reunió con Mir Hyder Ali, quien había presentado una denuncia previa contra Ali Syed, así como con otra víctima de la presunta estafa del magnate indio. Según estas reclamaciones, el empresario, a cambio de enormes cantidades de dinero, ofrecía a sus clientes asesoramiento financiero y préstamos millonarios que nunca llegaron a su destino.
Esta forma de actuar es la que ya han denunciado en otras ocasiones los dos 'azotes' más conocidos de Syed. Keith Johnson y Gary McNabb son dos víctimas del supuesto fraude que decidieronromper las cláusulas de confidencialidad de sus contratos y definir al empresario como un timador. Ellos han sido los protagonistas de los principales pleitos judiciales contra el fundador y directivo de WGA. Como ya contó en su día El Diario, McNabb es un multimillonario neozelandés que, para desarrollar un complejo turístico y residencial, llegó a un acuerdo de préstamo con Alí. Pagó sus comisiones por adelantado, como siempre exige WGA, pero el préstamo nunca llegó. Contrató al detective privado y abogado Mark van Leewarden, quien , entre otras cosas, logró en mayo la congelación de dos cuentas de la empresa en Suiza y denunció a Alí por fraude en Zúrich. Keith Johnson (constructor australiano), tampoco recibió nunca el préstamo que siempre está a punto de llegar. Es la víctima de aquel país que tomó la iniciativa y que habría logrado presuntamente la congelación de las cuentas de WGA en Bahrein. Sin embargo, en esas cuentas, figuraba la ridícula cantidad de 5.000 euros.
Los últimos episodios del 'reguero' de actuaciones de Syed por medio mundo hablan del embargo de su famoso avión y de la llamativa renovación del contrato de patrocinio con el campeonato de 'Supercars' de Oriente Medio, que volverá a llamarse WGA Supercars Middleast Championship. Syed asistió a la presentación de esta prueba. Seguramente en la Interpol tomaron buena nota.
Fuente: El Diario Montañés