Domingo, 16 de octubre de 2011

Messi abusa del Racing

En el patio de todos los colegios hay un abusón. Contra ese chico no quiere jugar nadie en el recreo porque resulta aburrido perder siempre. En esta liga de las distancias también hay uno. Juega de blaugrana y encima es de los más bajitos. Messi es el abusón oficial del fútbol moderno y el Racing fue su víctima de ayer. Cuando sólo se había jugado un cuarto de hora, en una conocida casa de apuestas ya pagaban la victoria de los cántabros a cincuenta euros por cada moneda invertida en la sorpresa. Nadie ganó dinero. Ni los que se la jugaron al imposible ni los que optaron por la seguridad. Porque al euro jugado por el Barça lo premiaban con un mísero céntimo. Tres a cero a fuego lento en el Camp Nou y que pase al siguiente. Al menos no fueron los ocho de Osasuna. Escaso consuelo.

Lo único que el Racing pudo conseguir en el coliseo de los campeones de todo es que en las gradas se extrañaran de ver cómo su equipo sacaba el balón con un pelotazo junto a Valdés. Un par de veces en diez minutos. Eso y un centro de Jairo que buscó Christian -sí, un lateral en área extraña- y que quedó sólo en intento. Pero nada más. Porque el resto fue una lenta y eterna agonía. La buena cara de los cántabros aguantó el primer compás del tango. Presión arriba, juego lejos de Toño, rapidez... Pero cuando sonó el primer estribillo, Messi empezó a sentir el ritmo. Cuando eso ocurre, los rivales ya saben que les ha tocado bailar con la más fea. El argentino cura las heridas que le escuecen en su selección cada vez que abren el estadio del Barça. Iniesta se paró en el área y arrastró a tres defensores. A Messi le sobró con un control orientado y con la cintura de Bernardo para que Toño fuese su último obstáculo. Regate seco al portero y gol. Primer disparo a puerta del equipo local y la sensación de que a la tarde ya le sobraba el partido. Muerto.

Los de Guardiola jugaron desde el sofá. No forzaron ante un Racing al que no se le pudo reprochar esfuerzo. Cúper sigue dando lecciones de orden y sus jugadores de convicción en lo que el argentino les dice. La idea de sacrificio y concentración duró los noventa minutos. Pero eso no sirve cuando no hay balas en punta y la defensa no alcanza para frenar a los genios. Hubo demostraciones de las dos cosas. Koné tuvo un debut voluntarioso. Con ese nervio a flor de piel del primer día que parece poner un cohete en las piernas, pero con la inocencia pura de toda primera vez. Munitis robó un balón para él, pero el africano disparó desde la puerta sin atreverse a cruzar por su pasillo vacío con final en la cocina de Valdés. Y eso fue lo único reseñable en ataque en la primera parte.

La demostración de la segunda teoría fue la que liquidó el partido. Pedro le enseñó la bicicleta a Francis por la banda y le cambió el ritmo. Su centro fue rematado con la comodidad más absoluta por Xavi -el más bajito de su clase, aunque sea otro abusón jugando al fútbol- en el área pequeña. El gesto de Christian con su brazo extendido marcaba justo el lugar donde debería haber estado el central que llegó del Sevilla. Dos a cero y una larga agonía por delante.

Y es que al Racing, al Barcelona y al fútbol en general les sobró lo que el reloj y la obligación determinaban que debía jugarse. Antes de llegar al descanso, los locales se divirtieron un poco. Toño salió a los pies de Pedro, a Messi le faltó otra pulga para culminar una contra letal y hasta Puyol pudo marcar en una jugada en la que el balón se trabó entre sus piernas sin querer irse a visitar la red. En el último suspiro, Villa volvió a quebrar los restos de la cintura de un Bernardo voluntarioso, joven y potente (y todo eso es aprovechable), pero escaso de movimiento rotatorio. La primera mitad concluyó con el 76% de la posesión para el equipo que la quiere siempre.

Sobraba todo
Si el Barça no necesitó poner ni siquiera la tercera marcha para irse al descanso con el partido sentenciado, en la segunda jugó casi en punto muerto. Da igual. Lo mejor fue el reverso que el debutante, Kone, se sacó dentro del área y que obligó a Valdés, al menos, a manchar los guantes. Al chico le vino bien para que de su estreno quedara una bonita imagen. No lo hizo mal, aunque cueste ver en él una solución a los males de este equipo para hacer goles.
El famoso virus FIFA y el fútbol sin emoción provocaron el carrusel de cambios. Se fue Tziolis sin que, nuevamente, pareciese que había venido (igual que Adrián, que jugó todo el partido) y Arana terminó jugando de delantero para mostrar, una vez más, que arriba existe un grave problema.
El Barça, por su parte, dedicó su 'tran-tran' de la segunda mitad a cocinar su tercer tanto. A fuego lento. A lo suyo. Fue Iniesta el que le puso la sal y el argentino el que le añadió el picante. El pálido futbolista blaugrana se puso el delantal y se quitó de encima a los defensores verdiblancos con un gesto tan sutil como su repertorio de fútbol. Pero el palo le impidió dejar su firma. Da igual. Messi tiene un imán y el balón le cayó en la bota. Tres a cero y una estadística que en Barcelona les hace llorar de alegría. en sus últimos cien partidos lleva 102 goles...

Del final, lo único noticiable es que Torrejón volvió a pisar el césped. El pasado año fue el jugador con más minutos en el Racing. Debe ser importante. Muchos culés ni siquiera lo vieron. Para entonces ya estaban tomando un refresco en Las Ramblas. «Un partido digno, dentro de nuestras posibilidades», dijo Munitis. No se puede pedir más, aunque la clasificación ya escuece al ver vacío el casillero de victorias. En el Camp Nou apagaron las luces. Que pase el siguiente...


Ficha técnica:

3 - Barcelona: Valdés; Alves, Piqué (Abidal, m.9), Puyol, Maxwell, Thiago, Xavi, Iniesta (Keita, m.71), Pedro (Adriano, m.73), Messi y Villa.

0 - Racing de Santander: Toño; Francis, Álvaro, Bernardo, Christian, Diop (Torrejón, m.83), Tziolis (Edu Bedia, m.55), Adrián, Jairo, Munitis y Koné (Arana, m. 66).

Goles: 1-0, m. 11: Messi. 2-0, m.28: Xavi. 3-0, m.68: Messi.

Árbitro: Miguel Ángel Ayza Gámez (Comité valenciano). Mostró cartulina amarilla a Diop (m.21) y a Edu Bedia (m.80).
Incidencias: Asistieron al encuentro 82.225 espectadores en partido correspondiente a la octava jornada de Primera División. Antes del inicio del partido se guardó un minuto de silencio en memoria de Chus Pereda, jugador del Barcelona entre 1961 y 1969, fallecido el pasado 27 de septiembre a los 73 años.

Fuente: El Diario Montañés 


Publicado por Castro2 @ 0:43 | 0 Comentarios | Enviar

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