Lunes, 12 de septiembre de 2011

El Racing fue malo y Undiano, peor

Al estreno liguero de El Sardinero le faltó de todo. No hubo fútbol, ni goles, acudió menos afición que nunca, se echaron de menos a las radios y, principalmente, un penalti de Ballesteros sobre Acosta que Undiano Mallenco entendió como una simple carga. Así, sin méritos ni valor, Racing y Levante enseñaron el camino a seguir durante lo que resta de temporada. No hay para más: mucha lucha, pocas ideas y otra ración más de sufrimiento. La lectura de ambos equipos es clara con dos jornadas quemadas y 36 en el horizonte: ya sólo quedan unos 40 puntos para alcanzar la meta.El primer tiempo no fue digno de esta categoría. Sólo hubo dos noticias insignificantes: una contra finalizada por Stuani y un disparo de Barkero de falta. El Racing se trabó en su falta de posesión. Y no fue porque Adrián o Diop no se ofrecieran. Lo hicieron como nunca. La razón hay que encontrarla en los extremos, cuyos movimientos eran demasiado previsibles, y también en el ataque, ya que pocas veces intercalaron sus desmarques para dar alternativas. Stuani es hombre de área. Y sin Kennedy sufrirá. Acosta necesita socios que se la den a ras y no con nieve.

Para corregir el defecto de no tener la posibilidad, ni la capacidad, de asociarse con el balón, el equipo intentó presionar para recuperarlo cerca de Munúa, pero la coordinación entre líneas aún está en proceso de pruebas. El Racing se alargó demasiado, cuando en las dificultades se aconseja lo contrario. Por ello, al Levante le valió con aportar contención y justificarse con balones en largo.

Sin embargo, todo cambió tras el descanso. Al menos apareció otro ritmo más veloz e intencionado. Que, visto lo visto, no era poco. Quizás se dio tal noticia porque ya eran las 17:00, el horario en el que los modestos suelen arrancan. Nada más reiniciarse el partido, Ballesteros se complicó la vida, no se entendió con Munúa en el intento de cesión y acabó por derribar al escurridizo de Acosta entre torpeza y torpeza. El central promete que simplemente fue un choque; el delantero que casi muere en la acción. Por la respuesta de los implicados, la protesta general y las repeticiones televisivas, huele a penalti, aunque también es cierto que todo pudo acabar antes con una falta previa del argentino.

Lo que está claro es que ésa fue la gota que colmó el vaso para el Racing. Por dos motivos: sus quejas arbitrales se avivaron tras una actuación desequlibrada que fue minando su moral y, además, se confirmaron los temores con Ballesteros. Iba a ser un hueso duro de roer y se atragantó. El central hizo un gran partido. Soberbio en comparación con los demás. Es leñero pero ese cartel no debe condicionar la crítica. Frenó a Stuani, corrigió los errores de Nano, marcó la raya por abajo y demostró su poderío por arriba. Es veterano, sí; pero a tenor de su paso por Santander, le quedan batallas que contar.
En el peor momento.

Después de esa acción polémica, el Racing estuvo más cerca del triunfo. Se vio como nunca había estado. Sus intenciones estaban más definidas y sus llegadas al área rival eran más frecuentes. A pesar de que Munitis evidenciaba su ahogo en la izquierda y que Arana se obsesionó con airear su gran uno contra uno. Sin embargo, una justa expulsión a Diop, la entrada de Aranda y Rubén (el Levante pasó al 4-4-2) y los calambres de Acosta acabaron por nivelar las fuerzas. Tanto que el pitido final no pareció importar a nadie. Serrano no mejoró a Munitis, Tziolis no tuvo tiempo ni Ariel Nahuelpán centros.

El empate dejó dos sensaciones contrapuestas: dudas aquí, calma allá. Aunque la diferencia sólo sea por un punto. El Levante puede presumir de sistema de contención, aunque no debe repetir las escasas apariciones de Barkero y Juanlu entre líneas. Pero con dos empates en dos partidos hay tiempo y paciencia de sobra para hallar la mejoría. Por ahora, no hay presión. En el Racing, por contra, la tabla ya se empina: un punto de seis posibles. Y no es eso lo que más preocupa. Atlético y Madrid esperan a la vuelta de la esquina. En el Calderón se necesitará alguien que corra tanto como Diop, más llegada y otra suerte arbitral.
El detalle: Pinillos pudo despedirse del racinguismo

Pablo Pinillos saltó al terreno de juego antes de empezar el partido para poder despedirse de El Sardinero como no pudo hacer la temporada pasada. El riojano no lo hizo en su día ya que le habían prometido una renovación que nunca llegó. Pini aplaudió a la afición desde el centro del campo y posó, con camiseta incluida, con el once titular del Racing. La grada le cantó: "¡Once Pinillos, queremos once Pinillos...!". 

Racing de Santander: Toño; Francis, Álvaro, Osmar, Cisma; Arana, Diop, Adrián (Tziolis, min 77), Munitis (Serrano, min 71); Acosta (Nahuelpan, min 80) y Stuani.


Levante: Munua; Javi Venta, Ballesteros, Nano, Juanfran; Valdo (Aranda, min 62), Xavi Torres, Iborra, Juanlu (Rubén, 79); Barquero y Kone (El Zhar, min 79).


Árbitro: Alberto Undiano Mallenco (comité navarro). Mostró cartulina amarilla a Osmar, Acosta y Diop (2), expulsado en el minuto 81, por el Racing; y a Iborra y Barquero por el Levante.


Incidencias: partido de la tercera jornada de la Liga de Primera División disputado en los Campos de Sport de El Sardinero ante 10.500 personas.

Fuente: As 


Publicado por Castro2 @ 18:28 | 0 Comentarios | Enviar

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