En un horario propio de dormir la siesta, Racing y Levante invitaron a irse a la cama o el sofá con un partido sin goles ni fútbol. Los visitantes lo intentaron en los últimos diez minutos, cuando el Racing se quedó en inferioridad por expulsión de Diop. Hasta entonces, Acosta había puesto el picante en el equipo local, pero el argentino no tuvo compañía. El veterano Ballesteros terminó siendo el capitán general del partido.
Racing y Levante mostraron en El Sardinero que son equipos honrados y abnegados, pero también que les falta juego. No tienen, o al menos en este partido faltaron, futbolistas diferentes, que cambien un partido. En el Racing puede ser Acosta, que fue el mejor. Los de Cúper echaron de menos a Kennedy, cuya pierna derecha dio puntos al Racing la temporada pasada. En el Levante, ese jugador distinto era Caicedo la pasada temporada. Esta campaña puede ser Aranda, un delantero que ha sido suplente en los dos partidos ligueros disputados.
A falta de peloteros, marcan la diferencia futbolistas experimentados como Ballesteros. El central del Levante tiene su mérito. Pesado, lento y de cintura frágil, fue capitán general en El Sardinero, y no es la primera vez lo que hace. Fue clave en la permanencia del Levante la pasada campaña y quiere repetir esta campaña. Sabe casi siempre lo que tiene que hacer, cuerpeando a los rivales hábiles y chocando contra quien sea. Se gana el respeto de todos, incluido el de los árbitros, pues de otra forma no se explica que Undiano no señalara un agarrón sobre Acosta. Hasta se permitió el lujo de sacar la pelota jugada en alguna que otra ocasión.
Después de una primera parte de tanteo, el Racing buscó algo más en la segunda. Quiso que pasaran cosas, pero se lo impidió la experiencia del Levante. El equipo de Juan Ignacio Martínez es muy parecido al de la temporada pasada. Incomoda al rival y juega con su sistema nervioso. Acosta estuvo cerca del gol tras un enredo de Ballesteros y Munúa, y poco después tras hacerle un ovillo al propio Ballesteros. No tuvo demasiada compañía el argentino, más allá de algún buen desborde de Arana. Stuani fue de más a menos y Munitis y Adrián estuvieron fuera de foco.
El Levante esperó paciente su ocasión, que llegó tras un error de Diop. El mediocentro del Racing no estaba haciendo un mal partido, pero perdió la pelota ante Rubén Suárez y en su intento por solventar su error le agarró y vio la segunda amarilla. Quedaban diez minutos y el Levante, con Rubén como revulsivo, se fue a por la victoria. El Zhar obligó a Toño a realizar una gran parada. El meta del Racing dejó las cosas en su sitio, es decir, en un 0-0 que reflejó lo que sucedió en el césped: prácticamente nada.
Fuente: Marca