Se acabaron los cuentos. Ya pasó el momento de hablar del estado anímico de la plantilla, su motivación, sus nervios o las diversas maldiciones que supuestamente han venido entorpeciendo la marcha del equipo en el campeonato. La realidad es que el descenso está a un punto, que el Valladolid y el Tenerife fueron dados por muertos antes de tiempo y que como el Racing se ande con ganas de mimos en las tres jornadas que quedan acaba en Segunda.
El equipo de Miguel Ángel Portugal ha apurado al máximo su ventaja de puntos. De hecho, le ha durado mucho más de lo lógico, y todo gracias a que en esta Liga los malos son tan malos que quizás no haga falta superar la cifra de los 40 para salvarse. En este momento, el Racing se halla ante su última oportunidad para seguir dependiendo de su trabajo y no de las carambolas y la fortuna.
Con dos partidos en casa -contra el Sevilla, este miércoles, y frente al Sporting en la jornada de cierre- y una visita pendiente al Valladolid, está claro que el Racing tiene que fabricar los pilares de la permanencia con los puntos que obtenga en El Sardinero. La primera objeción que a cualquiera se le ocurre es que con el balance tan horroroso que el conjunto santanderino lleva registrado los Campos de Sport es difícil mantener viva la esperanza. Claro que eso sería atender a la lógica, la misma que no sirve para explicar qué es lo que impide al Racing ganar en su campo.
Desgraciadamente, justo en el momento en que se requiere mayor unión, da la sensación de que buena parte de los aficionados se ha contagiado de la flojera del equipo. Es comprensible: cuando lo lógico -al menos es lo que hacen los demás- sería ver al Racing, jornada tras jornada, pelear a muerte, lo cierto es que el público más bien asiste a pie de cama a la agonía de un enfermo, y así es difícil mantener el entusiasmo.
El Racing está obligado a cambiar el guión este miércoles ante el Sevilla. Debe darle igual que el rival habite en la zona Champions y que sea finalista de la Copa del Rey -para lo bueno y para lo malo-; lo único que los jugadores tienen que pensar es que es el mismo contrario al que se derrotó a domicilio en la primera vuelta de la competición.
Es probable que el club trate de buscar el máximo apoyo de los seguidores para este encuentro, y hoy mismo decidirá si ofrece algún tipo de descuento para llenar el graderío porque, de momento, no hay nada preparado.
Sin planes
Tampoco hay planes especiales por parte de las peñas, aparte del de animar con todas las ganas, como han venido haciendo a lo largo del año. Su presidente, Fernando Ortiz, reclamó ayer mismo el «apoyo total» del público en este partido decisivo. «Hay que ser consciente de que estamos jugándonos la vida, el bajar a Segunda División. Con dos semanas y pico que faltan para terminar la competición, si no apoyamos ahora, ¿cuándo lo vamos a hacer?».
Ortiz, acostumbrado a tomar el pulso a la afición, habló de un «ánimo enrarecido» generalizado. No obstante, insistió en que la hinchada debe sobreponerse y seguir al lado del equipo. «Lo que tenemos que hacer es apoyar. Nosotros somos los que siempre seguimos; de los jugadores, unos se van y otros se quedan, pero nosotros siempre estamos y somos los que sufrimos».
La receta del presidente de la Asociación de Peñas para los males del Racing no es original, pero sí efectiva. «Lo que hay que hacer es ganar sí o sí y empezar por este partido. Es más, no creo que ni siquiera ganando al Sevilla se pueda decir que todo esté solucionado: la clasificación se ha complicado tanto que no creo que se pueda decidir así. El Racing sólo se salva echando las ganas que tiene que echar y saliendo a muerte a ganar, no a enredar ni a pensar en empates ni en nada. El Sevilla se juega muchísimo, pero al Racing le tiene que dar igual».
Si la del Sevilla es una cita complicada, no son más sencillas las siguientes. En el desplazamiento a Valladolid, el Racing deberá medirse a otro equipo desesperado que se juega la categoría. La llegada de Javier Clemente al banquillo ha hecho reaccionar al Valladolid, que ha cambiado su actitud y ahora al menos se revuelve contra un negro destino que antes parecía inevitable. Y esa mejoría ha venido a coincidir con la apatía que se respira en el conjunto montañés, obligado a imponerse a domicilio a un enemigo en la lucha por la permanencia en Primera.
En función de cómo se desarrollen esas dos jornadas de Liga se dibujará el escenario de la última, en la que el Racing ejercerá de anfitrión frente al Sporting de Gijón. Si los hombres de Manolo Preciado llegan al último día de torneo con la tranquilidad asegurada, el Racing podrá -en teoría- jugar un poco más cómodo. Claro que falta por conocer en qué estado se encontrará el Racing y qué cambios habrá registrado la clasificación en su parte más baja.
Entrenamiento
En cuanto al equipo, los jugadores se reunieron ayer en una sesión de entrenamiento, recién llegados de su viaje a Canarias. Como siempre, el técnico dividió a la plantilla en dos grupos, en función de su tarea en el partido contra el Tenerife. Hoy tiene programado día libre al verse obligada a modificar su rutina de trabajo por el encuentro del miércoles. Dos de sus integrantes, Christian y Oriol, aprovecharán la jornada para someterse a revisiones: una resonancia determinará el alcance de la lesión de rodilla del lateral, mientras que en el caso del central el cuerpo médico ha decidido estudiar el origen de las molestias en sus gemelos con una ecografía. Hasta entonces, no se sabrá si pasan a formar parte de la lista de bajas, en la que se encuentran Henrique, Munitis y Serrano.
Fuente: El Diario Montañés