Las sensaciones que dejó la segunda mitad en el Rodríguez López el pasado sábado han pasado factura a la autoestima de la plantilla racinguista. La noche tras el partido fue muy dura para la expedición racinguista en Santa Cruz de Tenerife. Dirigentes, técnicos y jugadores, como no podía ser de otra manera, parecían, a su llegada al Hotel Silken Atlántida, llegar de un funeral de tercera. O de segunda, al menos. Silencio, caras largas y ninguna gana de salir del hotel de concentración. Faltaba más, claro, pensarían los dos centenares de cántabros que vieron el partido en la isla y los miles de espectadores que lo siguieron desde la península.
En las declaraciones públicas de todas las partes implicadas parecía reinar la calma. Desde Francisco Pernía ("Portugal seguirá siendo el entrenador del equipo"), al propio técnico ("En el primer tiempo se hizo un buen encuentro pero en el segundo nos faltó capacidad de reacción. Hay que pensar ya en el próximo partido"), pasando por los futbolistas ("No hemos estado a la altura, vamos a sufrir pero lo vamos a sacar adelante"), las palabras 'oficiales' trataban de transmitir tranquilidad.
Miedo.
Lo cierto, sin embargo, es que el 'off the record', las conversaciones que se tienen pero que no se autorizan a recoger como declaraciones por los protagonistas, funcionó a tope en la noche del sábado en el Atlántida de Santa Cruz de Tenerife. La conclusión que queda después de escuchar a todas las partes implicadas es que, ahora sí, tienen miedo. Todos, del primero al último de los expedicionarios verdiblancos a tierras canarias sintieron impotencia en el Rodríguez López. No es que sintieran enfrente un poderío incuestionable (como sí lo sintieron, por ejemplo, ante Madrid, Barça o, incluso, Villarreal), no; la segunda parte ante los chicharreros les dejó ver sus propias vergüenzas. "Estamos muertos" o "Sólo nos pueden salvar los otros" son frase textuales que resumen la sensación colectiva que transmitían apenas unas horas después de perdida la batalla de Tenerife.
Cansados, desmoralizados y con la autoestima por los suelos. Ése es el resumen que le queda a un observador atento tras pulsar el estado de la expedición racinguista a tres partidos del final de Liga. Bien es verdad, claro, que se acababa de perder un partido vital y que, un clavo saca otro clavo, el partido del Sevilla ha de servir para pasar página.
Fuente: As