Bronca en El Sardinero. Y mucha. Y olés. Pero de los que hacen daño, porque fueron para el rival. El Almería se llevó todos los aplausos. Para los de casa, para los cántabros, hubo pitos al descanso, hubo pitos tras la reanudación y hubo pitos al final. Y lo cierto es que no es para menos. Fueron merecidos. Y mucho. Porque al aficionado cántabro, sufridor por naturaleza, se le agota la paciencia. ¡Dos victorias en toda la temporada en El Sardinero! ¿Alguien da más? Bueno, sí. El Xerez. Pero basta con verle en la clasificación. Y claro, con esta 'extraordinaria' racha del equipo ante su afición, es normal que al hincha, al de siempre y al nuevo, al mayor y al joven, se le agote la paciencia, la calma, las ganas de animar y todo lo que ustedes quieran poner. Muchos fueron los que se marcharon antes de que terminara el encuentro. Mal síntoma. Muy malo.
Esto del fútbol es curioso. Un mes ha bastado tan sólo para que toda la euforia que se desató en Cantabria con la marcha del equipo en la Copa del Rey y la posibilidad de alcanzar la final, se haya transformada en desilusión, en desgana, en impotencia. Y Pernía, como siempre, estoico en el palco. Aguantándolo todo. Las alegrías y las decepciones. Siempre igual. Firme, tieso, serio, saludando a unos y otros.
Gran culpa de toda la situación la tiene el Atlético de Madrid. Ese equipo, irregular donde los haya, pero que le endosó cuatro al mejor Racing de la temporada. Y entonces, todo se cayó por los suelos. Adiós a la euforia, a la alegría, a la solvencia defensiva, a la eficacia goleadora, al control en el centro del campo... hasta 'La fuente de Cacho' ha vuelto a sonar rara en el estadio.
Aunque para ser objetivos, lo cierto es que Miguel Angel Portugal lo intentó todo. Sobre todo con Sergio Canales, al que parece agarrarse al igual que hizo con Zigic, para tratar de sacar las castañas del fuego.
Portugal, con el partido en contra, decidió tirar del mozo. Primero lo colocó en la media punta, donde todos los periodistas nos hemos pasado meses diciendo qué es el lugar en el que tiene que jugar. Después, visto que la cosa no funcionaba, lo llevó a la izquierda (para dar entrada a Xisco y jugar con dos delanteros), donde, de nuevo los periodistas, hemos dedicado líneas y más líneas a decir que no se le aprovecha al máximo. Y para acabar lo situó en el doble pivote, junto a Colsa, donde José Luis San Miguel (el técnico del filial) lo utilizaba una y otra vez. ¿Nos pondremos de acuerdo alguna vez entre todos?
Pese a todo, el canterano no pudo repetir ese 'gol de grulla, estilo Karate Kid' que mostró en la información previa EL DIARIO. Nada. No hubo opción. Su único intento se estrelló contra el larguero, el gran amigo de Diego Alves, el portero del Almería.
La única alegría llegó ayer de Valladolid. Los pucelanos de Onésimo cayeron ante el Mallorca y dejan la situación como estaba. El Racing se mantiene a cinco puntos del descenso, aunque ya tiene al Zaragoza acechando a un sólo punto de distancia.
Fuente: El Diario Montañés