El Racing perdió ayer con total claridad ante el Twente. Puede que se trate sólo de una derrota, una más, pero la cosa tiene más importancia. Y es que ayer, de un plumazo, el conjunto santanderino ha echado por tierra buena parte de sus opciones de seguir vivo en la Copa de la UEFA. Cierto que no todo está perdido y que todavía quedan tres partidos, pero, sin embargo, la derrota ante los holandeses, ha mermado considerablemente las opciones del Racing de pasar a la siguiente ronda en esta competición europea.
No sólo del orden puede vivir un equipo de fútbol. Ni mucho menos. Y la mejor prueba de ello se vio ayer en el estadio De Grolsch Veste. El Racing, perfectamente colocado sobre el terreno de juego, con una disciplina táctica enviadable, quedó en evidencia ante un Twente que, seguramente no podía presumir de este aspecto pero que, sin embargo, practicaba un juego mucho más efectivo, más vistoso... vamos, jugaba al fútbol y el Racing, no.
El Twente era el dueño y señor del partido. Y lo fue, entre otras cosas, porque desde el principio éste se le puso de cara con el gol de Denneboom, que remató completamente solo ante la pasiviad de la defensa verdiblanca. El gol, seguro, tuvo mucho que ver en cómo se iba desarrollando el encuentro, aunque no fue el único factor determinante. Y es que el Racing, como otras muchas veces en esta temporada, fue un equipo timorato, muy poco ambicioso y sin llegada al área del rival. Eso sí, estuvo muy ordenado.
Con el paso de los minutos, el Twente, que se cansaba de tocar y tocar ante la dejadez de los jugadores de López Muñiz, fue bajando el ritmo, lo que aprovechó el Racing para irse un poquito más hacia arriba. Y a nada que los intentó, como suele ocurrir, el conjunto santanderino comenzó a dejar la sensación de que podía hacer algo más que ser un grupo de espectadores de lujo de un partido de la UEFA. Pudo marcar Tchité, tras una buena jugada de Edu Bedia, pero el balón acabó en córner. Acto seguido Sepsi disparó con fuerza desde la frontal. Eran sólo dos destellos, pero fueron suficientes para convencer a los cántabros que tenían algo que decir en un partido que, pese a todo, tenían muy cuesta arriba. Sin embargo, no le duró mucho el ánimo al Racing. Tras estas dos intentonas fallidas, las aguas volvieron a su cauce. Los del Racing, a lo suyo, a ver como el Twente casi casi se reía de ellos, Y los holandeses, a tratar de aprovechar alguna ocasión que se le pudiera presentar, lo que, viendo como transcurría el partido, parecía más que factible.
Tras el descanso, viendo que tal y como estaba el encuentro, su equipo no tenía posibilidad alguna de sacar algo positivo, López Muñiz movió el banquillo. Puso a Valera en el lateral derecho y dejó en la caseta a Pinillos, superado con total claridad por Elia. Serrano, por su parte, sustituyó a Edu Bedia. Los cambios supusieron además que el Racing abandonó el 4-1-4-1 inicial y recuperó el 4-4-2 con que ha jugado en muchas ocasiones.
El nuevo planteamiento, sobre todo después de que Juanjo relevar a Gonçalves, hizo que el partido se equilibrara. No es que el Racing estuviera haciendo mucho, aunque lo que sí consiguió fue aumentar su posesión de balón y eso tuvo como consecuencia que los cántabros comenzaran a rondar el área de Boschker que, en cualquier caso, estaba viviendo un encuentro especialmente plácido. El Twente, por su parte, se limitaba a ver como los minutos iban pasando o, lo que es lo mismo, como la victoria estaba cada vez más cerca.
Y tanto que lo estaba. El empuje del Racing se fue diluyendo y, con él, las posibilidades de sacar algo positivo en el primer partido de la liguilla de la UEFA.
Ahora, tras la derrota de ayer en Enschede, las cosas se tornan ciertamente grises para los santanderinos, que ven como su futuro en la liguilla está en una situación muy complicada, sobre todo si se tiene en cuenta que el Twente era el rival, en teoría, más sencillo y que tendrá que medirse a partir de ahora a los conjuntos más fuertes de su grupo. Hay tiempo, cierto, pero las cosas en Europa no pintan nada bien.
Fuente: El Diario Montañés