Lunes, 12 de mayo de 2008
La fiesta verdiblanca debe esperar
El racinguismo esperaba vivir ayer una jornada de fiesta. Lo acontecido hace apenas unos meses en los cuartos de final de la Copa del Rey invitaba al optimismo. De hecho, hasta los jugadores iban a repetir la parada en Hoznayo para cenar. Sin embargo, las cosas no salieron igual. El resultado sí fue el mismo, pero su trascendencia no. En aquella ocasión sirvió para llegar a unas semifinales hasta ese momento prohibidas para el Racing. Ayer no fue suficiente como para garantizar una presencia en Europa que hasta ahora también ha sido un terreno vetado para el Racing y para su afición.
De hecho, ya desde el principio las cosas no empezaron bien del todo para los seguidores del conjunto santanderino. Primero, porque no les dejaron entrar a su hora en las ya vetustas gradas de San Mamés. Después porque les fueron a colocar en una zona (una esquina del fondo norte) en la que recibieron algo más que improperios de los aficionados rivales.
Tampoco salieron del todo bien las cosas al final. Cuando los jugadores del Racing celebraban lo que creían que había sido una victoria del Barça ante el Mallorca, algo que les habría metido en Europa directamente, los miembros del banquillo les comunicaron que el equipo culé había vuelto a fallar y que los de Manzano habían ganado en el Nou Camp.
Sin embargo, y pese a que la deseada fiesta no pudo celebrarse, ni en el campo ni en las gradas, los aficionados verdiblancos sí están en condiciones de festejar que el equipo de sus amores está en condiciones de hacer historia ante ellos, en su propio campo, bañados por las aguas de El Sardinero... y también por las de 'La fuente de Cacho', sin duda, dos verdaderos emblemas para el racinguismo.
Sólo queda una semana de sufrimiento... y de esperanza e ilusión, porque eso es lo que ha despertado el Racing en la presente campaña entre unos aficionados demasiado acostumbrados a sufrir en la zona baja y ahora, aunque sigan padeciendo, por lo menos es por un objetivo mucho más elevado.
Fuente: El Diario Montañés
De hecho, ya desde el principio las cosas no empezaron bien del todo para los seguidores del conjunto santanderino. Primero, porque no les dejaron entrar a su hora en las ya vetustas gradas de San Mamés. Después porque les fueron a colocar en una zona (una esquina del fondo norte) en la que recibieron algo más que improperios de los aficionados rivales.
Tampoco salieron del todo bien las cosas al final. Cuando los jugadores del Racing celebraban lo que creían que había sido una victoria del Barça ante el Mallorca, algo que les habría metido en Europa directamente, los miembros del banquillo les comunicaron que el equipo culé había vuelto a fallar y que los de Manzano habían ganado en el Nou Camp.
Sin embargo, y pese a que la deseada fiesta no pudo celebrarse, ni en el campo ni en las gradas, los aficionados verdiblancos sí están en condiciones de festejar que el equipo de sus amores está en condiciones de hacer historia ante ellos, en su propio campo, bañados por las aguas de El Sardinero... y también por las de 'La fuente de Cacho', sin duda, dos verdaderos emblemas para el racinguismo.
Sólo queda una semana de sufrimiento... y de esperanza e ilusión, porque eso es lo que ha despertado el Racing en la presente campaña entre unos aficionados demasiado acostumbrados a sufrir en la zona baja y ahora, aunque sigan padeciendo, por lo menos es por un objetivo mucho más elevado.
Fuente: El Diario Montañés
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