El Racing protagoniz? ante el Mallorca uno de los peores partidos de toda la temporada, en el que exhibi? todas sus carencias La preparaci?n del encuentro y el intenso trabajo de las ?ltimas semanas no han servido para corregir los defectos del equipo
El Racing, como los magos: Nada por aqu?; nada por all?. Nada en defensa y nada en ataque. Si el partido de Mallorca deb?a mostrar los primeros signos de recuperaci?n del equipo santanderino, al final result? todo lo contrario: confirm? la agon?a del paciente. Si jugadores y t?cnicos lloraban amargamente la derrota injusta del Alav?s la anterior jornada de Liga, el punto que se llevan de su visita a las islas no ha podido ser m?s indecente. De nada ha servido la preparaci?n del partido, el estudio concienzudo de los factores que han espantado los puntos del casillero, los nuevos planteamientos estrat?gicos. Todo es mucho m?s sencillo: el Racing no sabe jugar.
No pudo empezar peor el Racing su actuaci?n en Son Moix: un penalti en el minuto 2, fruto de la incapacidad de Ayoze para frenar las internadas de Jon?s Guti?rrez, que Arango, afortunadamente, tir? fuera. Desde luego, el panorama no se parec?a en nada al que se pod?a imaginar haciendo caso de las cifras que manten?an colista al Mallorca. Todo lo contrario: el primer cuarto de hora hab?a dejado ver a un equipo local ambicioso y pr?ctico en sus ataques, que atravesaba como quer?a una defensa racinguista de pura mantequilla, aunque, eso s?, de meter goles, nada. Si la idea era avasallar a un Mallorca de futbolistas alelados que se dejan marcar goles desde cualquier sitio, la realidad fue justo la contraria, la de un cuadro local activo al que plantaron delante un Racing pasmado que no se enteraba de la fiesta.
Sin ocasiones
En 45 minutos, el equipo santanderino no tuvo ocasi?n de dejarse ver. Bastante hac?a con sobrevivir, con el agua al cuello, mientras el Mallorca se ense?oreaba de todo el campo. Fue todo un recital de impotencia el que ofrecieron los hombres de Preciado al p?blico de Son Moix durante toda la primera mitad, en la que s?lo acertaron a arrear patadas a los contrarios para que de no jugar ellos no lo hiciese nadie.
Agujeros
Por atr?s, ni toda la buena voluntad de los compa?eros bastaban para tapar los agujeros en la zona de trabajo de Ayoze. El centro del campo pas? a mejor vida, a pesar de que Casquero lo intent? de todas las maneras. Anto?ito y Aganzo, enredados entre los defensas, no acertaban a revolverse, de modo que todos los pelotazos con ese rumbo acababan en los pies de los mallorquinistas. En las bandas, tambi?n poco que rascar, hasta el punto de que Preciado opt? por intercambiar los puestos de Dalmat y Serrano a ver si sonaba la flauta, cuando lo ?nico que se o?a era una traca atronadora como las de las fallas.
El intermedio sirvi? para que Preciado recolocase sus piezas. Sent? a Dalmat y Ayoze, todo un chollo para el Mallorca, remend? la defensa con Neru y prob? delante con Melo. El brasile?o fue otro en Son Moix: como extremo derecho, jug? con campo por delante y se entendi? con Anto?ito, metiendo los nervios en el cuerpo de los locales, que para entonces ya hab?an aflojado.
Aburrimiento
Pero en cuanto el Mallorca baj? el pist?n el encuentro perdi? toda la frescura, poca hasta entonces para ser sinceros, y se convirti? en lo esperado: un aburrimiento de juego trabado y ocasiones a medio cocer. C?per recurri? a Choutos, la personificaci?n del amor propio en el conjunto insular, para volver a encontrar un poco de nervio, algo que el Racing debi? dejarse olvidado en el vestuario en Santander.
No hay duda, C?per tiene un problema con un equipo herido, pero Preciado lo tiene peor: el suyo est? fiambre.
Diario Monta??s